Diseñan una canción científicamente para hacer feliz a tu bebe

AUTOR : Caspar Addyman & Lauren Stewart

AÑO : 2016

RESUMEN DEL ESTUDIO :

Tras varios meses de investigación, 2 científicos y una compositora y la colaboración de más de 2.300 padres de todo Reino Unido, pruebas de laboratorios con bebés y el talento musical de una cantante ganadora de premios Grammy, se creó la primera canción diseñada científicamente para hacer reír a bebés.
«Inicialmente colectamos una serie de sonidos que pensamos era importante incluir y luego comenzamos a hacer pruebas de laboratorio», dijo a la BBC Caspar Addyman, del equipo que lideró la investigación.
Addyman señaló que la canción contiene diferentes elementos que atraen a los bebés, como voz de mujer y notas musicales en escala mayor.

                                           happy song

«Sabíamos que debía tener una voz de mujer, pero otras cosas no eran tan obvias porque los bebés tienen un ritmo cardíaco muchísimo más rápido que el nuestro, así que las cosas pueden sonar mucho más lentas para ellos porque el mundo va en cierta forma más rápido», explicó el experto.

En principio se le pidió a los padres que nombraran los sonidos que hacían reír a sus bebés, a fin de incluirlos en la canción.

Estos incluían estornudos, (51%) ruidos de animales, (23%) y risas de bebés (28%), que forman parte de la canción creada por los científicos Addyman, Lauren Stewart y la cantante Imogen Heap del grupo musical C&G Baby Club.

Addyman señaló que con los sonidos enviados por los padres, y basándose en investigaciones que él y la profesora Steward habían hecho en el pasado, la cantante compuso cuatro melodías.

«Y le tocamos fragmentos de estas melodías a 25 niños para ver cómo reaccionaban y establecer si preferían una en particular».

«No nos podían decir directamente, por supuesto. Tenían menos de un año, pero hubo una en particular que generó más risas y más saltos».

En total, los científicos monitorearon las reacciones de más de 50 bebés, incluyendo movimientos, expresiones faciales, ritmo cardíaco y vocalizaciones, para ver qué parte de las canciones generaban un estado de ánimo alegre y positivo.

Tras tres meses de prueba, «la canción feliz» tomó forma y para asegurarse de que los resultados eran confiables, los científicos y la cantante la sometieron a otras pruebas.

«La música es una parte importante de nuestras vidas y queríamos entender qué tan temprano en el desarrollo de un niño esto se manifestaba».

«Los músicos dirían que todo está relacionado con las emociones, pero qué mejor forma de estimular emociones positivas que crear una canción para hacer feliz a los bebés», expresó Addyman.

Escucha la canción aquï :

La generosidad te hace más feliz

AUTORES : Soyoung Q. Park , Thorsten Kahnt, Azade Dogan, Sabrina Strang, Ernst Fehr & Philippe N. Tobler

AÑO : 2017

TÍTULO ORIGINAL DEL ARTÍCULO :  A neural link between generosity and happiness.

NOMBRE DE LA REVISTA  : Nature Communications

Ver artículo original (En inglés)

RESUMEN DEL ESTUDIO

Los investigadores han encontrado una conexión entre la felicidad y los actos de generosidad. Dar a los demás, dicen, activa un área del cerebro vinculada con la satisfacción y el ciclo de recompensa. En el presente estudio se utilizó imágenes de Resonancia Magnética funcional (IRMf) para investigar cómo la generosidad está vinculada a la generosidad en el nivel neuronal. 

Los participantes prometieron gastar dinero durante las próximas 4 semanas ya sea en otros (grupo experimental) o en ellos mismos (grupo de control). Aquí, informamos que, en comparación con los controles, los participantes en el grupo experimental toman decisiones más generosas en una tarea independiente de toma de decisiones y muestran aumentos más fuertes en la felicidad. Las decisiones generosas involucran la unión temporal-parietal (TPJ) en el experimento más que en el grupo de control y modulan diferencialmente la conectividad entre TPJ y el estriado ventral. Es importante destacar que la actividad estriatal durante las decisiones generosas está directamente relacionada con los cambios en la felicidad. Estos resultados demuestran que el control de arriba hacia abajo de la actividad estriatal juega un papel fundamental en vincular la generosidad inducida por el compromiso con la felicidad.

 

 

 

 

 

José Santos Chocano – El romance de la felicidad

El romance de la felicidad

Autor : José Santos Chocano (1875 – 1934)


Felicidad: yo te he encontrado
Más de una vez en mi camino;
Pero al tender hacia ti el ruego
De mis dos manos has huido,
Dejando en ellas, solamente,
Cual una dádiva, cautivo
Algún mechón de tus cabellos
O algún jirón de tus vestidos.

Tanto mejor fuera no haberte
Hallado nunca en mi camino.
Por ser tu dueño, siento a veces
Que no soy dueño de mí mismo…
Toda esperanza es un engaño;
Todo deseo es un martirio…

Felicidad: te vi de cerca;
Pero no pude hablar contigo.

Ya voy sintiéndome cansado…
Cuando en la orilla del camino
Me siento a ver pasar a muchos
Que hacia ti vayan cual yo he ido,
Tal vez te atraiga mi reposo,
Mi displicente escepticismo,
Mi resignada indiferencia,
Mi corazón firme y tranquilo;
Y, paso a paso, a mí te acerques,
Sin que yo llegue a percibirlo,
Y, al fin, sentándote a mi lado,
Hablarme empieces: -Buen amigo…

¿Será mejor el no buscarte?
¿Será mejor el ser altivo
En la desgracia y no sentirse
Juguete vil de tus caprichos?

Yo solo sé que cuantas veces
Con más afán te he perseguido,
Más fácilmente, hacia más lejos,
Más desdeñosa huir te he visto.
Yo solo sé que cuantas veces
Tornó perfil un sueño mío,
Felicidad, te vi de cerca,
Pero no pude hablar contigo.

Cristóbal Plantino : La felicidad de este mundo

La felicidad de este mundo

Autor : Cristóbal Plantino (1520-1589)

Poseer una casa cómoda, limpia, hermosa;
un jardín entre muros de fragantes olores;
poco afán, pocos niños; frutas, vinos y flores;
ser amado, en silencio, por una fiel esposa.

No tener deuda, pleito ni querella enojosa,
ni partición pendiente, ni disgustos ni amores;
contentarse con poco, no demandar favores,
ajustar sus designios a una norma virtuosa;

vivir con vida franca, vivir sin ambiciones;
sin respetos humanos, vivir devotamente;
haciéndolas sumisas, dominar las pasiones;

tener libre el espíritu y bien clara la mente,
cultivando su huerto, decir sus oraciones,
es esperar en casa la muerte dulcemente.

Robert Pollok : La felicidad

La felicidad

Autor : Robert Pollock (1798-1827)

No tiene la Dicha en la tierra 
Trillado camino ni fija ciudad, 
 Ni en sola una forma se encierra; 
Se encarna do imperen Justicia y Bondad. 

 Doquiera, enjugándole el llanto, 
Al huérfano triste refugio se dé;

 Doquiera con bálsamo santo
Heridas se cierren que el ojo no ve;
 
 Doquiera secreto, naciente, 
Se ahogue el impulso de mala pasión; 
 Doquiera virtud se alimente,
Doquiera á la injuria responda el perdón;

 Allí de la célica cumbre 
La Dicha ha bajado risueña á reinar;
 Envuelta en pacífica lumbre 
¡Miradla! allí tiene su templo y su altar.

 

Cristóbal Suárez de Figueroa : Felicidad de la vida

Felicidad de la vida

Autor : Cristóbal Suárez de Figueroa (1571-1664)

¡O bien feliz el que la vida pasa 
Sin ver del que gobierna el aposento, 
Y mas quien deja el cortesano asiento 
Por la humildad de la pajiza casa! 

Que nunca teme una fortuna escasa, 
De agena envidia el ponzoñoso aliento; 
A la planta mayor persigue el viento, 
A la torre mas alta el rayo abrasa. 

Contento estoy de mi mediana suerte; 
El poderoso en su deidad resida; 
Mayor felicidad yo no procuro, 

Pues la quietud sagrada al hombre advierte 
Ser para el corto espacio de la vida 
El mas humilde estado mas seguro.

La altura de la felicidad

Por Marcelo Augusto Pérez *

«felicidad no necesita ser transmutada en belleza, pero la desventura sí.” J. L. Borges

Como todo lo que atañe al sujeto, el concepto de felicidad es cultural. Sin embargo, los tiempos que corren, ciencia mediante, traen noticias de altura: parece ser que se ha descubierto que las personas de estatura más alta son las más felices. La novedad surge, como siempre en estos casos, a partir de estadísticas: lo que les sucede a muchos, lo que está bajo la campana de Gauss. Leer que la felicidad está en la probabilidad de los “más altos” no sólo puede llevarnos a un sentimiento naïf de la ciencia y a pensar cómo se la banaliza, sino que, me parece y ante todo, raya con esas otras teorías que aportan manuales de felicidad por doquier: sabemos que si los laboratorios pudiesen vender la droga-de-la-felicidad (y el famoso woodyallesco Prozac tuvo ese mote), se agotaría en segundos. ¿Quién no desearía que se garantizara esa búsqueda infinita?

Demócrito definió la felicidad como “la medida del placer y la proporción de la vida”, o sea como el mantenerse alejado de todo defecto y de todo exceso (Fragmentos, 191, Diels). De cualquier modo, felicidad e infelicidad pertenecen al alma (Fragmentos, 170), ya que sólo el alma “es la morada de nuestro destino” (Fragmentos, 171, Diels). El antiguo Hegugesias negó la posibilidad de la felicidad, precisamente por el hecho de que los placeres son muy raros y efímeros. Platón negó que la felicidad consistiera en el placer y, en cambio, la consideró relacionada con la virtud. Ya sea como virtud, como inteligencia (Plotino), como placer (Locke), o como altruismo (Russell), el concepto ha tenido virajes importantes. Kant, más cerca de Freud, declaró la imposibilidad de la realización de la felicidad (Crítica del juicio), ya que la satisfacción total es utópica.

Freud (El malestar en la cultura) declaró: “¿Qué es lo que los seres humanos mismos dejan discernir, por su conducta, como fin y propósito de su vida? ¿Qué es lo que exigen de ella, lo que en ella quieren alcanzar? No es difícil acertar con la respuesta: quieren alcanzar la dicha, conseguir la felicidad y mantenerla”. Y también Lacan (Seminario 7, clase 22, “La demanda de felicidad y la promesa analítica”) comenta: “He ahí, entonces, lo que conviene recordar en el momento en que el analista se encuentra, en suma, en posición de responder a quien le demanda la felicidad. Demandarle la felicidad; él no puede olvidar que esto, ancestralmente, para el hombre, plantea la cuestión del soberano bien y que él, el analista, sabe que esta cuestión es una cuestión cerrada. No sólo lo que se le demanda, el soberano bien, él seguramente no lo tiene, sino que sabe que no lo hay; porque ninguna otra cosa es haber llevado a su término un análisis sino haber asido, reencontrado, haber chocado rudamente con ese límite que es donde se plantea toda la problemática del deseo”.

Freud había propuesto una definición categórica y puntual en 1898 (Carta 82 a Wilhelm Fliess): “Te incluyo en ésta mi definición de la ‘felicidad’ (¿o ya te la conté hace tiempo?). La felicidad es el cumplimiento diferido de un deseo prehistórico. He aquí por qué la riqueza nos hace tan poco felices: el dinero nunca fue un deseo de la infancia”. Y, en la Carta 107, de 1899: “Ese hombre halló la felicidad cuando descubrió el tesoro de Príamo, pues la felicidad sólo es posible merced al cumplimiento de un deseo infantil”.

Así, el sentimiento de felicidad parece albergar algo en el orden de lo originario, de lo histórico, del re-encuentro. Y ofreció esa definición varios años antes de escribir, en Tres ensayos para una teoría sexual (1905), que todo encuentro con el objeto es propiamente un re-encuentro. Por eso Lacan (Seminario 7, clase 1) dijo: “Seguramente Freud no duda –no más que Aristóteles– que lo que el hombre busca, lo que es su fin, es la felicidad. Cosa curiosa, la felicidad (bonheur) en casi todas las lenguas se presenta en términos de reencuentro (Tykhê); hay allí alguna divinidad favorable. Felicidad es también para nosotros ‘augurio’, es también un buen presagio y también un buen reencuentro, pues hay un sentido objetivo en augurio”.

El mismo Lacan dirá, sin embargo, que el sujeto es siempre feliz: a nivel pulsional, en lo que conocemos como goce, hay siempre satisfacción. La pulsión, en su recorrido, siempre se satisface; pero el deseo (ahí está todo el problema) por definición quedará insatisfecho: la histérica, que lo descubre y lo padece con su sintomatología, no hace más que decirlo a gritos. El obsesivo, con su deseo impotente, o el fóbico, con su deseo prevenido, no hacen más que cerrar el círculo neurótico que hace a la propia insatisfacción de la estructura.

* Psicoanalista. El texto es un fragmento del trabajo que lleva el mismo título.

Texto publicado en página/12, 27/11/2008

pagina/12

Raimon Panikkar : Felicidad

“Sapiens beatus est” (“EL Sabio es feliz”), dijo Cicerón explicitando una idea poco menos que universal. Algo innato en el hombre le impele hacia la felicidad sin necesidad de saber previamente lo que es- aunque pronto se descubre que la satisfacción de nuestros impulsos primarios no la produce necesariamente. Nos percatamos lentamente de que sólo el amor satisface nuestro dinamismo hacia una plenitud que constantemente se nos escapa. Esta ansia de felicidad es sed de infinito. Y lo infinito no se consigue nunca -lo volveríamos finito.
Los sinónimos de felicidad se cuentan por docenas prácticamente en todas las lenguas: gozo, dicha, placer, alegría, satisfacción, euforia, júbilo, etcétera. Cada palabra con sus connotaciones y etimologías iluminantes. Hemos escogido “felicidad” por su relación con fecundidad y frutos; esto es, como expresando la plenitud y por tanto perfección de la persona, sin especificar lo que es ni dónde se encuentra, sino sólo en cuanto algo que, venga de donde viniere, surge de nosotros mismos, es también nuestro fruto. Feliz es quien produce fruto, aquél cuya vida es colmada, plena. La felicidad puede ser un don, puede venir de fuera, pero debe igualmente surgir de nuestro interior, debe colmar nuestro ser. Este anhelo es constitutivo del hombre. Hay en nosotros una sed de felicidad.
No nos contentamos con proyecciones gratuitas de deseos insatisfechos. Nuestro lenguaje tropieza constantemente con el enigma del universo, y las palabras enigmáticas recubren con los mismos vocablos lo que quieren decir, son literalmente enigmas. El sentido del misterio es inherente al lenguaje secular. Llevado a su último término, es un lenguaje místico.
Dejemos de nuevo la palabra a un poeta, Nietzsche en este caso:

Shild der Notwendigkeit!
Höchstes Gestirn des Seins!
das kein Wunsch erreicht
das kein Nein befleckt,
ewiges Ja des Seins,
ewig bin ich dein Ja:
denn ich liebe dich, o Ewigkeit!

Escudo de la necesidad!
Máxima constelación del Ser!
que ningún deseo alcanza
que ninguna negación mancilla,
eterno Sí del Ser,
eternamente soy tu Sí:
pues yo te amo, Oh Eternidad!

O, como lo hace decir a Zarathustra:

O Mensch! Gib acht!
(…)
Die Welt ist tief,
und tiefer als der Tag gedacht.
Tief ist ihr Weh-,
lust- tiefer noch als Herzeleid:
wech spricht: Vergeh!
Doch alle Lust will Ewigkeit-,
will tiefer, tiefer Ewigkeit!

Oh hombre! Presta atención!
(…)
El mundo es profundo,
pensado más profundo que el día.
Profundo en su dolor-,
placer- más profundo que el dolor del corazón:
el dolor dice: pasa!
Pero todo placer quiere eternidad-,
más y más profunda eternidad.