¿Está nuestro cerebro diseñado para la felicidad? 10 Hallazgos sorprendentes según Francisco Mora

Francisco Mora examina la felicidad desde el punto de vista de la neurociencia, explorando cómo las estructuras cerebrales y los procesos evolutivos afectan nuestra capacidad de sentir felicidad. El libro desmitifica la idea de que la felicidad es un estado permanente, explicando que es un proceso adaptativo relacionado con la supervivencia y la interacción social.

Este enfoque conecta ciencia, filosofía y psicología para responder preguntas sobre el papel de las emociones, la memoria y la conciencia en nuestra búsqueda de la felicidad.

10 Hallazgos sorprendentes según Francisco Mora

1 La felicidad como un mecanismo evolutivo:

  • El cerebro humano no está diseñado para una felicidad constante, sino para garantizar nuestra supervivencia. Esto explica por qué las emociones positivas y negativas se alternan.

2 El rol de la dopamina:

  • La dopamina es crucial para la motivación y el placer, pero perseguir placeres inmediatos (como el consumo de redes sociales o alimentos ultraprocesados) no genera felicidad sostenible.

3 La importancia de las relaciones sociales:

  • El cerebro humano está configurado para la interacción social. La conexión con otras personas es esencial para generar bienestar duradero.

4 El impacto del ejercicio físico en la felicidad:

  • Hacer ejercicio no solo mejora la salud física, sino que también estimula la liberación de endorfinas y reduce los niveles de estrés.

5 El poder de la gratitud y el mindfulness:

  • Practicar la gratitud y vivir en el presente reduce la ansiedad y activa áreas cerebrales relacionadas con el bienestar emocional.

6 Aprender para ser feliz:

  • El cerebro es innatamente curioso. Aprender algo nuevo activa el sistema de recompensa, generando satisfacción duradera.

7 Las emociones negativas son necesarias:

  • Sentimientos como la tristeza o el miedo tienen un propósito adaptativo: ayudan a aprender de las experiencias y a evitar riesgos futuros.

8 La narrativa personal influye en la felicidad:

  • Cómo interpretamos nuestras experiencias y construimos nuestra narrativa interna afecta profundamente cómo percibimos la felicidad.

9 El papel del sueño:

  • Dormir bien regula las emociones, mejora la memoria y contribuye al equilibrio mental.

10 Las experiencias son más valiosas que los bienes materiales:

  • Gastar en experiencias como viajes o eventos sociales genera recuerdos felices que permanecen más tiempo que la satisfacción material.

¿Heredamos la felicidad?

¿Heredamos la felicidad?

Desde una perspectiva científica, la felicidad no es un «rasgo» que se herede de manera directa, como el color de los ojos o el grupo sanguíneo. Sin embargo, la investigación en genética y neurociencia sugiere que ciertos factores relacionados con la felicidad tienen una base hereditaria, aunque también están profundamente influenciados por el entorno y las experiencias personales.

La base genética de la felicidad

Estudios en gemelos han mostrado que aproximadamente un 40-50% de nuestra predisposición a la felicidad puede estar relacionada con factores genéticos. Esto no significa que «heredemos la felicidad», sino que ciertos genes pueden influir en aspectos como:

  1. Niveles de neurotransmisores: Genes asociados con la serotonina, la dopamina y la oxitocina (a menudo llamados «las moléculas de la felicidad») afectan nuestra capacidad para experimentar placer y bienestar.
  2. Rasgos de personalidad: Algunas características, como el optimismo o la resiliencia, tienen componentes genéticos y están relacionadas con cómo percibimos y respondemos al mundo.

El rol del ambiente y la elección

Aunque los genes marcan una influencia, el entorno (educación, cultura, relaciones sociales) y nuestras elecciones juegan un papel igual o incluso más importante. Investigaciones sugieren que:

  • 10% de la felicidad se relaciona con circunstancias externas como ingresos, salud o lugar de residencia.
  • 40% o más depende de nuestras actividades, actitudes y cómo interpretamos lo que sucede.

Esto sugiere que aunque tengamos una «línea base» de felicidad en parte influida por los genes, podemos modificar nuestra experiencia de felicidad a través de hábitos como la gratitud, el ejercicio y la conexión social.

El famoso «set point» de la felicidad

La teoría del set point (punto de ajuste) dice que cada persona tiene un nivel básico de felicidad al que tiende a regresar después de eventos positivos o negativos. Este nivel está influenciado por genética, pero no es inmutable: con prácticas constantes y un entorno positivo, se puede modificar con el tiempo.

Conclusión

Así que, sí, heredamos una especie de «predisposición» hacia ciertos niveles de felicidad o formas de manejar las emociones, pero no estamos atados a ella. La felicidad es como un jardín: tus genes pueden ser el tipo de suelo, pero tus decisiones y experiencias son las semillas y el cuidado que lo hacen florecer.

Referencia: Lyubomirsky, S., Sheldon, K. M., & Schkade, D. (2005). Pursuing Happiness: The Architecture of Sustainable Change.